Descubre la clave del éxito de la enseña Ben & Jerry

27 noviembre, 2014

En los primeros días del lanzamiento de la ahora legendaria marca, Ben y Jerry respiraban helado. Dormían sobre sus congeladores algunas noches, pero una cosa siempre será más importante que el negocio: su amistad. Eso, dice Ben Cohen, es el secreto de una relación laboral duradera. Es lo que les hizo aguantar algunos días estresantes y largos y lo que les ayudó a evitar que se estrellaran.

Ese tipo de compromiso permitió que Ben y su cofundador Jerry sobrevivieran, sobre todo cuando Unilever adquirió la empresa en el 2000.

Ben y Jerry se conocieron en el gimnasio de la escuela. Siguieron siendo amigos hasta la universidad. Después, Jerry no pudo entrar a estudiar Medicina y Ben se salió para tener una carrera como alfarero, pero no tuvo mucha suerte con las ventas.

El dúo sin suerte decidió cambiar su vida e inició un negocio juntos. “La única cosa que realmente nos gustaba hacer juntos era comer, así que pensamos en tener una empresa de comida”, dice Ben. 

Ben & Jerry’s podría haber sido un negocio de bagels. Con ocho mil dólares entre los dos, decidieron que querían darle un toque moderno de comida a una universidad del pueblo. Lo redujeron a bagels y helado.

Afortunadamente, la idea de los bagels se volvió muy costosa. Los amigos fueron a una tienda en donde vendían cosas usadas para restaurantes y trataron de negociar para obtener los costos más bajos para comprar lo necesario. Aunque el dueño prometió darles los mejores precios, no era suficiente. “No podíamos costear la máquina de bagels, por eso decidimos que sería únicamente de helados”, añade Ben.

Fue entonces cuando aprendieron a preparar helado a través de un curso por correspondencia de la Universidad de Pensilvania y con un libro llamado “Helado” de Wendall S. Arbuckle, a quien Ben se refiere como “el padre del helado americano”. Para mejorar sus habilidades empresariales, compraron libros que costaban 15 centavos escritos por la Administración de Pequeños Negocios.

Ben y Jerry solían trabajar siete días y 100 horas a la semana para levantar la primera tienda. Algunas noches no se molestaban en ir a su casa, preferían dormir encima de los congeladores. Lentamente fueron creciendo y llegaron a tener un negocio de 300 millones de dólares con sabores como Cherry García y Chunky Monkey.

Como socios, cada uno tenía el poder de negarse a una idea si no les convencía al 100 por ciento. Aunque casi nunca tuvieron que recurrir a esto, los amigos se ponían de acuerdo en qué hacer o accedían a que uno de ellos resolviera ciertos asuntos.

Ben y Jerry no hacen los helados ahora, pero aún están involucrados en la empresa y en la misión de la misma. La compañía que crearon es líder en el movimiento de manejar los negocios con ética, lo cual tiene sentido. Desde un principio estuvo construida bajo la idea de que “la amistad siempre viene primero”.