Cupcakería: una historia méxicana de éxito

12 noviembre, 2014

Era 2010 y el hogar de Valdez era Torreón, la capital del estado de Coahuila en el norte de México. En ese año hubo 316 asesinatos en la ciudad, que estaba plagada de pandillas de narcotraficantes: un promedio de seis por semana. Valdez, de 41 años, era profesora de inglés y cocinera entusiasta. Su hermano vivía en la más segura capital de México, así que se fue para allá con sus hijos y la idea de abrir un café.

Abrir un restaurante en México es una empresa tan arriesgada como en cualquier otro lugar del mundo, de manera que Valdez entendió que tenía que ofrecer algo nuevo para sobresalir. Buscó inspiración en Estados Unidos y, con sus ahorros, se decidió por un negocio que vendiera solamente café de buena calidad y cupcakes gourmet hechos con ingredientes naturales. Aunque ya se conseguían cupcakes -esos pastelitos glaseados- en México, la mayoría de los mexicanos prefieren la gran variedad de panes dulces tradicionales. No obstante, tras varios viajes de investigación, a Los Ángeles, Nueva York, Las Vegas, San Francisco y Houston, Valdez quedó convencida de que la idea iba a funcionar en su país. Pero sólo si usaba mucho menos azúcar, pues los cupcakes en EE.UU. le parecieron "demasiado dulces".

Con su hermano como inversor minoritario, Valdez empezó a probar recetas y le puso nombre a su negocio: La Cupcakería. "Al principio sólo me metía en la cocina y empezaba a experimentar", le dice a la BBC. Valdez le apostó a los cupcakes estadounidenses pero con sabor mexicano. "Lo más difícil era adaptar las recetas tradicionales de EE.UU. al gusto del consumidor mexicano. A nosotros nos gustan los sabores naturales y tenemos una gran variedad de frutas". Aunque el reto era intimidante, Valdez tenía algo de experiencia como cocinera profesional. Antes de sus 13 años como profesora, pasó dos años administrando un pequeño restaurante en Torreón, que cerró debido a un embarazo difícil.

Cuando inauguró su primera La Cupcakería en 2010, Valdez se dio cuenta de que no había podido hacerlo en mejor momento. Ciudad de México estaba a las puertas de una revolución en la costumbre de tomar café liderada por firmas mexicanas como Cielito Querido y Punta de Cielo, así como la llegada de la cadena estadounidense Starbucks. Nuevas cafeterías aparecieron por toda la ciudad y las expectativas de la gente respecto al café empezaron a ser más altas. La Cupcakería tuvo un éxito inmediato y, además de café, lo clientes podían pedir cupcakes. Hoy en día hay 11 locales en la capital mexicana, seis de los cuales son franquicias. Pronto habrá otros cinco en Puebla, a unas dos horas del DF.

El crecimiento de La Cupcakería no ha estado, sin embargo, libre de problemas. Uno de ellos fue una franquicia lanzada en Guadalajara. Valdez descubrió que estaban tratando de reducir los costos y maximizar ganancias sacrificando tanto la calidad como la cantidad de la materia prima que estaban usando, lo que resultaba en cupcakes de una calidad inferior. Eventualmente logró cerrar ese local. A pesar de la mala experiencia, La Cupcakería ha sido la cadena de pastelerías con más rápido crecimiento en los últimos cuatro años. Y Valdez se ha ganado el apodo de "la reina de los cupcakes".

El negocio vende 7,000 cupcakes por semana, todos hechos en una cocina central. Cada pastel se vende por entre US$2,80 y US$3,30 (38 y 45 pesos mexicanos). "Al principio, el negocio estaba creciendo tan rápido que yo no tenía tiempo de digerir lo que estaba ocurriendo", le cuenta Valdez a la BBC. Cuatro años más tarde, sigue creciendo, pero deliberadamente a un ritmo más lento. El consejo de Valdez para otras mujeres que estén considerando lanzar sus propias firmas es que tengan confianza en sí mismas y lo hagan. "Siempre he dicho que el miedo te puede paralizar o fortalecer", señala. "Creo que el gran problema que tenemos las mujeres es que no creemos que podemos hacerlo". ”No es fácil, pero no es imposible: sólo hay que ser valiente".